La comunicación entre los individuos es un aspecto fundamental en la conducta social de cualquier especie.
Los perros utilizan, en su mayoría, señales mediante el olfato, el oído y señales visuales, aunque pueden utilizar cualquiera de sus sentidos para comunicarse de igual modo que lo hacemos los seres humanos.
¿Cómo utilizan el olfato para comunicarse?
La comunicación mediante el olfato se realiza a través de la orina, señal muy relevante en la conducta de marcaje. Pero no sólo se comunican a través de la orina, sino también mediante secreciones de las glándulas anales y las heces.
Sin embargo, también utilizan señales visuales para comunicarse. Éstas pueden ser, en caso de los machos, levantar la pata para orinar o rascar el suelo con las patas posteriores después de orinar. Así pues, es completamente normal que tu perro presente estos comportamientos, ya que es simplemente una forma de comunicarse con el entorno.
Y, ¿por qué mi perro huele las heces de otros perros?
Los perros producen feromonas que están presentes en determinadas secreciones, como son las secreciones de las glándulas anales. Las feromonas son sustancias químicas generadas por algunos seres vivos que tienen impacto en el comportamiento de otros individuos de la misma especie. Así pues, las feromonas presentes en estas secreciones son expulsadas junto con las heces y son importantes en el reconocimiento individual.
De esta forma, que tu perro huela las deposiciones que se encuentra mientras pasea es completamente normal, ya que está condicionado por las feromonas de otros individuos que han desprendido al entorno.
Y si, probablemente te habrás dado cuenta de que la zona perianal es una zona muy olfateada por otros perros. Éste es un comportamiento completamente habitual y está relacionado con las feromonas que se encuentran en las glándulas anales.
Pero mi perro no se deja oler la zona perianal… ¿Por qué?
Los perros establecen entre sí unas relaciones de dominancia. Este término se utiliza para describir la desigual relación entre dos individuos en el ámbito de comportamiento. Esto significa que unos individuos (dominantes) dominarán sobre otros (subordinados). La dominancia entre individuos está condicionada por diversos factores como pueden ser la edad, el sexo, la raza, entre otros.
Ligado a esta jerarquía, los perros que presentan dominancia sobre otros suelen no dejarse oler su zona perianal. Así, pretenden ser ellos quienes lo hagan sobre los subordinados.
Dominancia no es equivalente a agresividad
La dominancia-subordinación es una relación natural entre perros que no necesariamente va ligada a la agresividad. En el único ámbito que aparece una relación entre ambos términos (dominancia y agresividad) es cuando existe un desacuerdo entre ambos individuos porque ambos quieran dominar sobre el otro.
Sin embargo, cuando las relaciones jerárquicas entre los individuos están definidas, la dominancia de un perro sobre otro no implicará que el dominante sea más o menos agresivo que el subordinado.
Mi perro baja la cola y pliega las orejas atrás cuando se acerca otro perro…
Interpretar la comunicación entre perros puede ayudarnos a entender la dominancia o subordinación entre ellos. La postura característica de un animal dominante incluye la cola levantada, las orejas rígidas hacia delante y las extremidades completamente extensas. Mientras que el subordinado tiende a recoger la cola entre las patas traseras y echar las orejas atrás mientras flexiona levemente las patas traseras.
¿Qué implica que mi perro sea dominante?
En primer lugar, un perro puede ser dominante frente a un individuo pero subordinado frente a otro. Es decir, la dominancia será siempre relativa a cada uno de los individuos con los que tenga relación.
Sin embargo, podemos afirmar que no es mejor ni peor el hecho de que un perro sea dominante o subordinado. Simplemente, es importante conocer cómo se comunica con el resto de individuos. Así, podremos entender su comportamiento frente a las distintas situaciones. También podremos detectar comportamientos anómalos que puedan requerir un seguimiento con un veterinario especialista en etología.
Bibliografía:
Etología. Clínica veterinaria del perro y del gato. (Xavier Manteca Vilanova, 3ª edición).